Año nuevo, vida nueva. Aunque en mi caso no creo que haya ningún cambio importante y, por desgracia, tampoco creo que mis propósitos de enmienda, como el de tener más actualizado el blog, vayan a funcionar.
De todas maneras, y aunque ya poca gente se acuerde de este espacio, sí que quiero darle un impulso, más que nada para poner en orden mis propios pensamientos y reflexiones ante tantas y tantas situaciones que tienen lugar en nuestro planeta.
Mi deseo para este 2009 es el de un año de fatiga, de cansancio extremo en cada uno de nosotros y nosotras, y que éste sea a causa de nuestro trabajo en favor de la paz. Una paz que a finales de 2008 parecía más fragil a causa de, por un lado, la situación en Gaza y, por otro, el atentado de ETA contra los medios de comunicación en Bilbao.
El infantil y simplista dualismo establecido en base al "bien" y el "mal" no debería aplicarse con tanta facilidad en el conflicto palestino-israelí, y por desgracia lo esto escuchando bastante.
De todas maneras, y aunque ya poca gente se acuerde de este espacio, sí que quiero darle un impulso, más que nada para poner en orden mis propios pensamientos y reflexiones ante tantas y tantas situaciones que tienen lugar en nuestro planeta.
Mi deseo para este 2009 es el de un año de fatiga, de cansancio extremo en cada uno de nosotros y nosotras, y que éste sea a causa de nuestro trabajo en favor de la paz. Una paz que a finales de 2008 parecía más fragil a causa de, por un lado, la situación en Gaza y, por otro, el atentado de ETA contra los medios de comunicación en Bilbao.
El infantil y simplista dualismo establecido en base al "bien" y el "mal" no debería aplicarse con tanta facilidad en el conflicto palestino-israelí, y por desgracia lo esto escuchando bastante.
Acudí hace un par de días a una concentración-manifestación que tuvo lugar en Oviedo para pedir el cese de los ataques israelíes, pero aquello acabó con una serie de proclamas que parecían dar continuidad a la propaganda soviética que, en relación a Israel, existía durante los años de la Guerra Fría.
La historia de aquella zona es muy larga, repleta de enfrentamientos desde hace miles de años. La situación actual se alarga desde mediados del sigo XX.
Analizar la realidad que a día de hoy se da en Oriente Próximo nos llevaría a desenredar una madeja llena de nudos que nos arrastrarían hacia muchos años atrás.
Han sido muchos los momentos de máxima tensión provocados por ambas partes. La guerra de 1948 iniciada por los países árabes no fue lo que se dice un buen recibimiento por su parte hacia el nuevo vecino, Israel. Aunque la "mudanza" propiciada por la ONU tampoco resultó ser muy inteligente al ignorar la postura árabe frente a esa cuestión.
Tampoco la Guerra de los Seis Días fue una manera de arreglar las cosas, aunque desde ella Israel parece que cerró una mandíbula que se niega a abrir demasiado, por un miedo que es entendible pero con un recelo violento que no ayuda a encontrar soluciones.
Como tampoco han ayudado las Intifadas, ni el rechazo de Arafat en su día a las propuestas de Barak -aunque a día de hoy está actuando de forma irresponsable e intolerable- y Clinton en Camp David, en el año 2.000.
La pregunta de si fue antes el huevo o la gallina se eleva a la enésima potencia en este caso. Israel construye un muro ilegal que oprime a todo un pueblo sumiéndolo en la pobreza y en la falta de recursos básicos, impidiendo el tránsito de personas libres, y separando familias. A causa de ésto los palestinos deciden defenderse buscando la manera de romper con esa opresión mediante el uso de la violencia. Israel decide entonces atacar. Pero la construcción de ese muro, huevo o gallina, responde a una situación anterior inaceptable de ataques terroristas a Israel. Y esos ataques, también huevo o gallina, derivan de la ocupación de territorios absorbidos en periodo de guerra, de la Ley de Jerusalem, de la negativa israelí a reconocer el derecho de retorno de cientos de miles de refugiados palestinos y muchas otras cuestiones que no hacen más que adherise como pegotes de grasa al motor de la paz, dificultando su funcionamiento.
Aún con todo eso, hay elementos inaceptables en el comportamiento actual tanto de Israel como de los palestinos.
Israel ya no puede verse reflejada en la lucha de David, antes de convertirse en rey, con una honda frente al filisteo Goliat. Ahora David iría en tanques y aviones siendo otros quienes lanzan piedras. Israel debe frenar su ofensiva y permitir el acceso de ayuda humanitaria. Y debe asumir de una vez el Derecho Internacional.
Y Hamás debería renunciar claramente a la actuación terrorista para lograr sus objetivos, perseguir a quienes continuaran ejerciéndola, y dejar de oponerse a los Acuerdos de Oslo.
Por mucho que lleven decenas de años peleando, y por mucho que prolonguen esa lucha en el tiempo, lo único cierto es que seguirán siendo vecinos, estando uno al lado del otro. Por eso es básico que Israel pueda ser un Estado al que se le garantice y reconozca su existencia en paz, así como es irrenunciable, de otro lado, que se permita al pueblo palestino ser un Estado con territorios definidos.
En resumidas cuentas, la complejidad del asunto es mareante, pero si no se comienza por deslegitimar el uso de la fuerza de ambas partes no se podrá de ninguna manera mejorar la situación.
"Bienaventurados quienes busquen la paz, porque ellos serán llamados Hijos de Dios" - Mateo 5:9
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