lunes, 10 de noviembre de 2008

A 6.000 kilómetros


Desde aquí mi pésame a las familias y amistades de los soldados fallecidos a causa de un atentado suicida en Afganistán, y mi deseo de que los heridos se recuperen pronto.

Hasta no hace mucho tiempo Juventudes Socialistas era una organización política que se consideraba a sí misma antimilitarista. Afortunadamente el debate interno cambió ese error (JSOviedo presentó una enmienda al respecto en el Congreso de JSAsturias hace ya un año) y dejamos atrás esa idea para cambiarla por el pacifismo. Y no existe contradicción entre la defensa de la paz y la necesidad de contar con un ejército que se encargue de trabajar por ella y mantener la seguridad nacional e internacional.

La misión en Afganistán es dura, e importante. El trabajo que allí hacen tantos miembros del ejército está destinado a fortalecer los pilares básicos para el Estado afgano y ofrecer a sus ciudadanos y ciudadanas una vida mejor, más justa y segura lejos del fundamentalismo talibán evitando, además, que éste vuelva a hacerse con las riendas del país y se convierta en lanzadera de terroristas de Al Qaida. Y es necesario que el Gobierno de España se esfuerce en hacer ver a nuestra sociedad que la misión es digna de reconocimiento y que lo que está haciendo allí nuestro ejército debe provocarnos orgullo. Es también responsabilidad del Ministerio de Defensa ampliar las medidas de seguridad para quienes asumen valientemente los riesgos de un trabajo que nos dignifica como país.

La trágica muerte del brigada asturiano Juan Andrés Suárez García y el cabo gallego Rubén Alonso Ríos no debería plantearnos el regreso de nuestras tropas desde el país asiático. Seguir ganando el respeto y cariño de la sociedad afgana es necesario para que la situación camine hacia una solución satisfactoria. El éxito de la extremadamente complicada tarea a la que nos enfrentamos en Afganistán es indispensable no sólo para la estabilidad y la paz de ese país, sino también para evitar que se edifique de nuevo un santuario terrorista.

Hay que mostrar firmeza y continuar haciendo frente a esa situación sabiendo que es peligrosa, que requiere sacrificios, y que resulta de enorme importancia. Nos jugamos mucho en un lugar a 6.000 kilómetros de aquí.

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