jueves, 22 de junio de 2006

Algunas cuestiones.

Debido a que me encuentro sumergido en plena época de exámenes no he actualizado nada el blog, y seguiré haciéndolo poco hasta principios de julio.

Así, no he comentado nada acerca del referéndum sobre el Estatuto catalán, pero ya mucha gente ha dicho de todo en relación a ese tema. Sólo diré un par de cosas: en democracia deciden quienen participan en el proceso, si a alguien no le gusta la decisión tomado que hubiese movilizado más votos a favor de su opinión. Y, a pesar de la innegable legitimidad, la cuestión de la abstención siempre es preocupante y pocas veces se hace una reflexión profunda sobre sus causas. Aunque, en este caso concreto, el hastío de la ciudadanía con el Estatut parecía claro. Y, además, una votación sobre una ley no levanta las mismas pasiones que las elecciones de representantes políticos. Por mucha participación que tuviera la votación del anterior Estatuto de Cataluña hay que tener en cuenta el momento histórico de aquél.

En relación a este tema, la renuncia de Maragall a presentarse a las próximas elecciones catalanas y el adelanto de elecciones. Reconozco que me alegra que el President de la Generalitat haya dado ese paso. Su victoria hace tres años me llenó de alegría y pensé que haría grandes cosas. Pero fue de decepción en decepción. Quizá el hecho de que yo no viva en Cataluña me haga tener una opinión acerca de su gestión poco definida, y siempre fundada en las informaciones de los medios de comunicación nacionales, pero lo que he podido ver a lo largo de este tiempo no me gustaba nada. En Montilla no pondré esperanzas adelantadas, pero espero que sepa darle mayor seriedad a la vida política catalana y que consiga ganar las elecciones sin necesidad de pactar con nadie, menos aún con ERC. ¿Y cuál será el papel de CIU?

Y en cuanto al tema del alto al fuego de ETA, el comunicado que la banda terrorista hizo público ayer ha levantado mucho revuelo. Se dice que se trata de un escrito duro y contundente ¿esperábamos uno blando y conciliador? El hecho de que estemos a la puerta de un proceso de paz no significa que los terroristas vayan a rebajar sus pretensiones con facilidad. Lo importante es que no haya atentados contra la libertad y la vida de nadie. Las bravuconadas continuarán, y la sociedad española y vasca deben -debemos- tener la suficiente firmeza para aguantar los envites. Que a nadie le sorprenda lo reclamado por ETA, ni las declaraciones de Otegui acerca de si las detenciones policiales a miembros de la banda continúan supondrán un revés para las aspiraciones de paz. Otegui está en su papel, debiendo lidiar con unos y otros. El Estado de Derecho no se ha parado, ni se detendrá ante las amenazas de ETA; no hay paréntisis que valga en la acción del Estado contra aquellos que intentan romperlo. Cuando entreguen las armas y dejen para siempre el camino de la violencia, es decir, cuando regresen a la sociedad con respeto a la pacífica convivencia se les dejará de perseguir. No antes. No nos debemos arriesgar de nuevo.

El único daño verdadero para el proceso de paz está siendo la actitud de los asesinos de Miguel Ángel Blanco en el juicio que ha comenzado contra ellos esta semana. ¿Podemos albergar esperanzas cuando estamos viendo el fanatismo que mueve a esas personas? La paz merece que sí.

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