lunes, 30 de enero de 2012

Caín contra Caín (o la guerra de las derechas asturianas)

Dice la Biblia en su Génesis que Abel y Caín eran hermanos. Tenían sus diferencias, como todo hijo de vecino (aunque no había muchos vecindarios entonces), y trataban de superarlas como buenamente podían. Abel desde la generosidad y Caín desde el asesinato. Todo muy amigable.

La historia de ambos muestra la existencia del bien y el mal, el ying y el yang, el lado oscuro de la fuerza y el luminoso.

¿Pero qué pasaría si Caín se enfrentara a Caín? ¿Qué pasa cuando la envidia y el rencor no se enfrentan a la bondad y el perdón? Entonces se genera la guerra, el conflicto.

Para que Caín se enfrentara a sí mismo tendría que ser necesaria la capacidad de mitosis en el género humano. Algo que no parece biológicamente muy posible.

Sin embargo en Asturias sí ha ocurrido tal fenómeno. Ha sido el Partido Popular quien a principios de 2011 sufrió ese proceso de mitosis. Esa división que creó a un ente igual a él, a excepción del cromosoma FAC.

Desde entonces, en nuestra comunidad muchos asistimos boquiabiertos al enfrentamiento del PP contra el PP, o Caín contra Caín.

Un conflicto político del que ya durante la campaña electoral autonómica muchos advertimos. De ahí, por cierto, parte del discurso de la FSA-PSOE que apelaba a la fuerza de la unidad.

Nos encontramos desde que Cascos fue investido presidente con una situación de parálisis en nuestro Edén particular. Sin mayoría para gobernar con estabilidad, pero actuando como si tuviese mayoría absoluta, Cascos no es capaz de ligar al PP a su proyecto. El último episodio ha sido la aprobación de los presupuestos regionales. Unos presupuestos que, por un lado, no son creíbles ya que prevén unos ingresos en base a una posible -según FAC- recuperación del mercado inmobiliario. Y por otra parte el PP ha decidido hacer una enmienda a la totalidad de estos en lugar de sentarse a negociar partida a partida con el Gobierno.

La derecha, enfrascada en odios ancestrales, en relaciones personales deterioradas cuyos cabecillas conocemos ya de sobra, no está siendo capaz de cicatrizar heridas y unirse para afrontar los graves problemas del Principado.

El PP, por otra parte, no parece muy incómodo. El fracaso que cosecharon en las elecciones autonómicas parece sofocado por los vientos eufóricos de las elecciones generales. FAC fracasó en su intento de ser llave para Rajoy. Y ahora la batalla por la supremacía de la derecha en Asturias parece acompañar al PP, después de los malos resultados de Foro en noviembre.

En definitiva, el PP quiere consumir a Cascos, y para ello le da todo igual. Y Cascos no pedirá ayuda a quienes le "echaron" de la casa que él mismo construyó.

Ante este escenario se habla ya de elecciones anticipadas que, de celebrarse, no garantizan que el resultado pueda asegurar la gobernabilidad que Asturias necesita para poder salir del pozo en el que nos ha metido la derecha.

Lo mejor para nuestra tierra es que este conflicto de Caín contra Caín se resuelva con un apretón de manos aunque sea escondiendo los cuchillos para las elecciones de dentro de tres años. Pero por ahora parece que ni Yahvé puede calmar las aguas.

ACTUALIZACIÓN:

Precisamente hoy Cascos ha convocado elecciones anticipadas en Asturias. Los rumores que durante los últimos días había en nuestra tierra han explotado de esa forma. El 25 de marzo, coincidiendo con las andaluzas, los asturianos tendremos una importante cita con las urnas.

Como dije en este post, el resultado no garantiza la gobernabilidad. Si la derecha gana, en cualquiera de sus formas, seguirá actuando con la misma cerrazón a la lógica.

Los y las socialistas fuimos la fuerza más votada en las pasadas elecciones autonómicas. Tenemos ahora una oportunidad de cambiar lo que entonces no supimos hacer bien y de renovar la confianza de la gente.

Ahora el proceso orgánico que teníamos planteado para ese mismo mes deberá esperar. Ahora debemos volver a afrontar, como hicimos antes, estas elecciones con la fuerza de la unidad.

domingo, 29 de enero de 2012

Los ladrones de cuerpos de FAC y Gijón

"La invasión de los ladrones de cuerpos" es una película de serie B de los años 50. Un pequeño pueblo, gente apacible, todo el mundo se conoce allí. Y, de repente, algunos empiezan a actuar de forma extraña, como si no fuesen ellos. Lo que ocurre en realidad (y si no lo quieres saber, no sigas leyendo) es que unos extraterrestres están cambiando a la gente por copias, carentes de sentimiento.

Algo parecido está ocurriendo en Gijón desde que Carmen Moriyón (FAC) se convirtió, con el apoyo de Pilar Pardo (PP) -esa candidata llena de ocurrencias "originales" y "finas" como cantar "Nada fue un error", de Coti, para criticar la gestión del gobierno de Zapatero- en alcaldesa de la ciudad después de décadas de gobiernos municipales socialistas.

Moriyón está actuando de la misma manera que los "ladrones de cuerpos" de aquella película. Pero a una escala mayor, que para eso trabaja a tres turnos. Lo de cambiar a personas de una en una le debió parecer poco ambicioso, así que se ha lanzado a cambiar Gijón entero por otra cosa, sin sentimiento.

Las polémicas entorno a la Semana Negra y, la más reciente, el Festival Internacional de Cine no son más que producto de esa idea de suplantar Gijón.

Cualquier gobierno -sea del ámbito territorial que sea- tiene el derecho de poner en marcha su modelo de política cultural. Sin embargo resulta incomprensible que para ello se cargue contra aquello que funciona bien. La Semana Negra y el Festival de Cine son año tras año un éxito ¿por qué hacer entonces de ello un elemento de batalla? ¿por qué el empeño de una Alcaldesa que debe aglutinar voluntades en crear conflictos donde no los hay?

Uno podría pensar que se debe a ese cambio de modelo de política cultural que comentaba antes. Y que Moriyón prefiere que por el Teatro Jovellanos se vean películas de Arturo Fernández -recordemos que con el conflicto del Niemeyer la alcaldesa dijo que igual resultaba de más éxito programar funciones del "chatín" del teatro en lugar de la programación que tenía el Centro-.

Pero no, no es una cuestión de distintas visiones de la cultura. Es el plan de los ladrones de cuerpos. A eso vino FAC con Cascos al frente. A cambiar el cuerpo de Asturias y de Gijón. Y al decir cuerpo, digo identidad.

Porque forma parte de la identidad de Gijón tanto la Semana Negra como el Festival de Cine. Una identidad que la ciudadanía -y aquí me atrevo aún siendo ovetense a ponerme en su lugar- no deseaba cambiar con su voto en las elecciones municipales.

La identidad de Gijón que siempre fue progresista, plural y abierta. Y eso es lo que no gusta a estos nuevos ladrones de cuerpos. Esa identidad propia que caracterizaba a Gijón frente a Oviedo. Dos modelos contrapuestos. Y el plan es borrar el rastro de aquello que haya sido icónico en la gestión de los gobiernos del PSOE en Gijón. Que no quede en el recuerdo esas cosas de "progres", que hace falta más seriedad, más asturianía mal entendida y más Jovellanos.

Así que lo que está ocurriendo en la villa es que Moriyón quiere cambiar el Gijón que conocemos, al que queremos, el que tiene sentimiento y personalidad, por otra cosa. Otro Gijón que camine sin pasión ni sentimiento por el muro de San Lorenzo. Otro Gijón que cuando miremos no reconozcamos porque no tendrá alma.

sábado, 28 de enero de 2012

La democracia y el poder judicial


Gallardón, ese hombre de derechas que cae bien a la izquierda, o al menos es el tópico con el que muchas veces nos regalan los oídos. Lo será, si acaso, para la izquierda que no había tenido que sufrirle hasta ahora en el Ayuntamiento de Madrid.


Pero cuando te sitúas en primera línea de batalla ya no se puede jugar a ser simpático. Esa pose británica pero cañí, ese camuflaje de sus ideas conservadoras, o ese enfrentamiento con Esperanza Aguirre que parecía situarle a él en una situación más simpática a ojos de la ciudadanía por simple comparación, ya no sirven cuando tomas decisiones bajo los focos.

De las medidas que van a tomarse en relación a la Justicia en España hay varias -la mayoría- que no me gustan. Pero la de la elección del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por los propios jueces me produce picores incontrolables.

Muchas veces se habla de la independencia del poder judicial. De que la separación de poderes es una pantomima en España. Que esto no es democracia, que no nos representan. De hecho, muchos nuevos adalides de la democracia pura y sin mácula pedían que fueran los propios jueces quienes eligiesen al CGPJ.

Es curiosa esa idea... fortalecer la democracia pero sin que haya legitimidad democrática alguna que sustente al poder judicial. A no ser que ahora las oposiciones a la judicatura deban pasar primero por la votación del pueblo.

Tres poderes. El Legislativo que se conforma en base a unas elecciones generales. El Ejecutivo que es controlado por quienes representan a la soberanía popular, y cuyo jefe es además elegido por estos. Y el judicial que se lo guisará y comerá solito.

Además, se da un hecho clave. La gran mayoría de jueces son conservadores. El consenso en Justicia que existía hasta ahora permitía que hubiese representación también de la minoría progresista. Con la medida planteada por el PP, la mayoría conservadora votará, obviamente, por jueces conservadores.

De esta forma la derecha se hace con un poder absoluto (sumando además medios de comunicación).

Todo en pos, eso sí, de una democracia más fuerte. Aplaudamos.