jueves, 24 de agosto de 2006

Agenda 21 Local, un compromiso necesario.


Durante el Congreso del Centenario de JSE celebrado hace unos meses en Barakaldo el presidente de la Fundación Pablo Iglesias, y ex-vicepresidente del gobierno, Alfonso Guerra, nos dijo a los centenares de jóvenes que allí estabamos (quizá no sea literal) "No envidio el papel de la juventud de hoy porque en el futuro os encontraréis con uno de los mayores retos: dar solución a los problemas medioambientales". Un reto que debemos afrontar desde ahora mismo.

En 1992, en el marco de la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro, doscientos países alcanzaron el acuerdo de trabajar por una mayor implicación política en favor de la sostenibilidad. Para ello se estableció un plan de acción conocido como Agenda 21. Dos años después fueron las ciudades las que adquirieron ese compromiso dando lugar a la Carta de Aalborg que fundó la llamada Agenda 21 Local. De esta forma, el desarrollo urbano cambió en aquellas localidades que comenzaron a hacer realidad el programa y a encaminarse hacia el objetivo de la sostenibilidad. Cambiaron también las políticas locales y las propuestas realizadas por las distintas fuerzas políticas.

No hay que caer en la simplificación, no se trata la Agenda 21 de un método para que los árboles sean más verdes y el cielo más azul (que también). Este plan de acción es mucho más amplio y completo. Se basa, en primer lugar, en la participación ciudadana y asociativa. Es ese, quizá, uno de los elementos más importantes tanto para el buen funcionamiento de la Agenda 21 como para la mejora de la sociedad. La pérdida del miedo a que la ciudadanía forme parte de los procesos de decisión municipales es una asignatura todavía demasiado pendiente en nuestro país, y la implantación de la Agenda 21 constituye el compromiso político para que ese temor desaparezca de los sillones consistoriales.

Otros elementos a tratar por la Agenda 21 son: la conservación y promoción de la cultura de cada localidad; el impulso de un mejor sistema de transporte público, facilitando además alternativas de movilidad; la reducción de las desigualdades, pobreza y marginalidad; promoción de la bioarquitectura; la sostenibilidad como factor clave a la hora de tomar decisiones sobre urbanismo y asignación de recursos; reducir el sobreconsumo y apostar por el comercio justo.

A parte de estos fines, están los que podrían denominarse más "ecológicos", como la mejora de la calidad del aire, el agua, las zonas verdes, el suelo, etc.

Es decir, un conjunto de políticas transversales encaminadas a la mejora de la calidad de vida las personas bajo criterios, como ya he dicho, de sostenibilidad social, económica y medioambiental.

La metodología a seguir para la aplicación de la Agenda 21 Local no es rígida, pero hay ciertos pasos concretos que están aceptados, como son:

  • La creación de un foro que aglutine tanto a la Administración como a agentes sociales y económicos relevantes y que puedan aportar algo al proceso.
  • La elaboración de un informe diagnóstico que muestre cuáles son los problemas ambientales a solucionar, y la priorización de estos para darles solución.
  • Establecer una serie de objetivos en base a los problemas encontrados.
  • Formular un plan de acción que permita realizar los objetivos marcados.
  • Aplicar ese plan y realizar un seguimiento que permita observar su desarrollo y la evaluación del mismo para conocer cuál es su efectividad.
En España son muchas las ciudades que han puesto en marcha la Agenda 21. Sin embargo, en algunas ocasiones no pasa de ser una actuación de cara a la galería sin una verdadera implicación ni concienciación. En Oviedo, por ejemplo, a pesar de que hace dos años se firmó la carta de Aalborg no se han dado pasos que demuestren un verdadero interés por el tema. Se ha pedido un informe que parece no terminar nunca, y el Consejo Medioambiental no se ha reunido ni una sola vez en sus más de ocho años de existencia. Por lo tanto corresponde a la ciudadanía estar al tanto del proceso y presionar a los Ayuntamientos para que las palabras pasen a los hechos.

Y éste ha de ser un objetivo de las personas de izquierda y, en concreto, de las socialistas por nuestra responsabilidad tanto en varios gobiernos municipales como en la oposición. Por eso, de cara a las próximas elecciones municipales, el PSOE debería llevar en sus programas electorales una apuesta por la Agenda 21 Local en aquellas ciudades donde no esté implantada, o un reconocimiento y compromiso renovado con este programa en aquellas en las que gobernemos. Y sobre todo las Juventudes Socialistas han de ser quienes se encarguen de llevar esta idea a todas partes, empezando por el Partido y terminando en la sociedad, mediante iniciativas que reivindiquen o apoyen -según el caso- a las Agendas 21 Locales.

Aún queda mucho por hacer, y debemos empezar por nuestro propio entorno. Éste es nuestro reto.

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