miércoles, 13 de septiembre de 2006

Por un Oviedo antitaurino, por un Oviedo a favor de la vida.


Ya estamos en septiembre y, como cada año, en Oviedo se celebran las fiestas de San Mateo, la semana grande de la ciudad.

Este año el presupuesto dedicado para las fiestas es de 2.090.867 de euros, cien mil más que el año anterior para un menor número de días festivos y un cartel de actuaciones musicales que no cuenta con ninguna gran estrella internacional -al contrario de lo que suele ocurrir en otra ciudad asturiana de referencia, Gijón-, y sí con muchos grupos que suelen pasarse por aquí año tras año.

Pero, además, es durante estas fechas cuando en Oviedo tiene lugar una de las dos corridas de toros anuales. Hace dos años Juventudes Socialistas de Oviedo presentó un escrito al Ayuntamiento solicitando que Oviedo se declarara ciudad antitaurina y que la Plaza de Toros local fuese habilitada como espacio para espectáculos, exposiciones culturales, actividades sociales, etc. A continuación coloco una parte de aquel escrito que a día de hoy sigue igual de vigente y necesario, y como además fui yo quien lo redactó cuando era Secretario de Medioambiente de JSO no habrá problemas con los derechos de autor.

Así como, por ejemplo, en Madrid, Sevilla o Pamplona las corridas de toros tienen un fuerte arraigo socio-cultural que conlleva la demanda de espectáculos taurinos, Oviedo no cuenta con una tradición suficientemente fuerte como para hablarse de una amplia afición taurina. Muestra de esto es el hecho de que en nuestra ciudad tan sólo existen dos fiestas (La Ascensión y San Mateo) que cuentan con corridas de toros. A lo que hay que añadir que parte de las entradas del último espectáculo taurino en nuestra ciudad fueron compradas por el Ayuntamiento de Oviedo (este año han sido 1/3 las entradas adquiridas por el Consistorio, con un desembolso de 50.000€). La oferta de este tipo de eventos es muy baja por la simple razón de que no existe una verdadera demanda. Por ello, no es posible hablar de la aportación cultural, por otro lado cuestionable, de entretenimientos taurinos en nuestra ciudad. A la realidad inequívoca de este hecho se suman otro tipo de consideraciones más subjetivas. La llamada “Fiesta Nacional” es en realidad un atroz maltrato animal. No sólo es un hecho humillante hacia los toros, sino que el sadismo de las corridas lleva a la mutilación y muerte del animal únicamente para la satisfacción de una extrema morbosidad humana. Se trata únicamente de matar por placer. Nuestra sociedad ha evolucionado mucho en los últimos años aprendido a valorar la vida de las personas, desechando la pena de muerte y las torturas. Como paso lógicamente siguiente a este avance moral hay que respetar el derecho a la vida de todo aquel ser que la posea. La diversión y el entretenimiento no pueden ser nunca excusas para matar. No hay que renunciar a la cultura, hay que saber enfocarla de la manera más digna y que menos ofensiva resulte para el resto de ciudadanos. Así, en favor de la vida cultural de la ciudad, la mejora de la Plaza de Toros ha de orientarse hacia la acogida de acontecimientos culturales y actividades sociales que no supongan un trastorno para la sensibilidad del resto de ovetenses. Oviedo debe apostar por seguir el ejemplo de poblaciones como Tossa de Mar, Coslada y Barcelona declaradas antitaurinas y de esta manera mostrar su firme compromiso con la vida y en contra del sufrimiento innecesario infligido sobre los toros.


Podéis ver el programa de San Mateo 2006, la web Asturias Antitaurina, y el blog del Concejal Socialista de Oviedo, Gonzalo Olmos, que cuenta cuál es la situación de la contratación de espectáculos taurinos en la ciudad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una pena quien se considera progresista haga una apuesta tan descarada de recorte de libertades, en definitiva de fascismo, los toros no son una fiesta nacional, es un arte universal, y si tanto ama la vida de los toros, visitelos en el campo, aproveche ahora que cuando los prohiba desapareceran.

Diego Asenjo dijo...

Los seres humanos creamos las libertades -puesto que éstas no existen a priori- para proteger nuestra dignidad como personas. Pero cuando nuestras libertades se utilizan para provocar daños innecesarios dejan de ser tales y se desfiguran.

Por otro lado no sé qué puede tener de artístico ensangrentar la arena de una plaza con la sangre de un toro, a no ser que con ella se dibuje "Las Meninas".

Y yo amo la vida, en general.

Gracias por entrar al blog y dejar su comentario Domingo. Saludos.